sábado, 20 de marzo de 2010

Un poema contra el radicalismo






Los jueces del programa no dudaron. Hissa Hilal. 47 puntos; Falah al Moraqi. 44 puntos; Mohammed al Saeed. 44 puntos; Sultan Al-Asaimar. 43 puntos; Nasser al Ajami. 42 puntos; y Jaza al-Baqami. 38 puntos.

La saudí se encaramaba en el liderazgo de la competición y se convertía en la primera mujer que accedía a la final de “El poeta de un millón” en la historia de este “reality show” que inició su andadura en el 2007 y que ya es uno de los programas más populares de la región.

El que una fémina árabe, ama de casa y poetisa a tiempo parcial, se atreviera a declamar esos versos debió cautivar al jurado, que reconoció de forma explícita su valentía para expresar su opinión “de forma honesta y poderosa”.

“He visto al diablo en los ojos de las fatuas subversivas en una época en la que lo legal se confunde con lo ilegal. Cuando descubrí la verdad apareció un monstruo escondido, bárbaro en su pensamiento y acción, enfadado, ciego, que se vestía de muerte y se cubría con un cinturón (explosivo). El habla de una plataforma oficial y poderosa, aterrorizando a la gente y a cualquiera que busca la paz, la voz del coraje escapó y la verdad quedó arrinconada y en silencio, cuando el propio interés evitó que se dijera la verdad”, clamó Hilal.

De inmediato los medios saudíes interpretaron que el personaje aludido por esta composición no era otro que el influyente clérigo Abdul-Rahman al-Barrak –uno de los máximos referentes religiosos de esa nación árabe-, conocido por sus edictos furibundos en los que lo mismo condena a muerte a escritores por “apostasía” que exige a cabeza de cuantos se oponen a la segregación de sexos que existe en el reino wahabí. En el 2008 casi un centenar de intelectuales árabes le acusaron de promover el “terrorismo intelectual”.

Pero la admiración que pudiera generar Hilal entre los organizadores de “El poeta de un millón” se trastocó también y de forma fulgurante en toda suerte de improperios y amenazas provenientes de los sectores más radicales de la sociedad del reino wahabi.
El columnista del matutino Al Watan, Odwan Al-Ahmari, fue el primero en alertar el martes que en los foros de Internet frecuentados por los extremistas varios de los participantes habían abogado ya por la ejecución de Hilal. Algunos inquirían si se la debía matar bajo el supuesto del “hudud”, un castigo específico que se impone para acciones como el adulterio, robo o la calumnia, o el “tazir”, donde el castigo se impone a discreción del juez o dirigente. Otro de los miembros de dicha comunidad cibernética llegó incluso a preguntar si alguien le podía proporcionar su dirección.

La poetisa respondió a la controversia desde las páginas del periódico Arabnews, donde dijo que no pretendía “atacar a Al-Barak”. “Los periodistas quieren fabricar noticias que interesen a la gente pero no fueron justos al vincular mi poema con la fatua de Al-Barak”, precisó. “Estoy participando en una competición y no quiero que nada me distraiga”, añadió.
Hila, sin embargo, reconoció que no se iba a plegar a los deseos de su familia que ante la polémica le han sugerido que busque motivos más “genéricos” para sus poemas. “Creo en la paz para todo el mundo, musulmanes y demás. Estamos viviendo en una aldea global y no podemos vivir los unos sin los otros”.

La saudí aclaró que decidió escribir el poema hace dos meses al percatarse en Emiratos –el programa se emite desde Abu Dhabi- que los occidentales la miraban con cierto resquemor cuando la veían portar el niqab (el traje negro que cubre rostro y cuerpo). Fue entonces cuando empezó a cuestionarse muchas cosas.

“Me miraban de forma sospechosa pero no hacían lo mismo cuando veían a un Sij (de la India) con su turbante. ¿Quién es responsable de esa mirada sospechosa? ¿Cómo ocurrió? Fue esa clase de gente, los terroristas, los que nos han otorgado una mala imagen. Ahora los musulmanes, en vez de ser respetados, somos una fuete de miedo y sospecha por culpa de ellos”.
Para la saudí, gran parte de la expansión de este fenómeno reside precisamente en los edictos religiosos apadrinados por figuras de renombre. “Nadie debería pedir la muerte de otra persona por el mero hecho de que no pertenezca a tu sistema de pensamiento o tu religión”.

Palabras demoledoras en boca de una saudí y que seguro azuzarán la trifulca verbal. La competición continúa la semana que viene y el ganador se adjudicará 5 millones de dirhams (casi un millón de euros).

1 comentario:

  1. Hissa Hilal. Espero que gane y se haga muy muy famosa para poder hacerse conocer por todo el mundo.
    La última reflexión sobre la sensación que ella cree que da y la que da un sij es muy lúcida.

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