viernes, 8 de febrero de 2019

El Papa celebra en Abu DHabi la misa más multitudinaria en un país musulmán y el pacto con el gran Iman de Al Azhar

Para quienes siguen acusando al Islam de intolerancia van estas noticias, para mostrar al mundo la verdadera cara del Islam: La de la paz y el respeto a todas las creencias.

La mayoría de asistentes eran cristianos que viven en los Emiratos como trabajadores extranjeros, el colectivo que forman la mayor parte de los habitantes del país. Uno de los nueve millones de habitantes de EAU profesa la fe cristiana, la mayoría indios, bangladesíes, filipinos o pakistaníes. Para darles todas las facilidades para asistir al evento, el príncipe heredero, el jeque Mohamed bin Zayed al Nahyan declaró que hoy tuvieran fiesta en sus empleos. También llegaron fieles que viven en otros países de la península arábiga y cerca de 4.000 musulmanes. En total, los católicos asistentes a la misa tenían más de cien nacionalidades diferentes, comunicó el Vaticano.


Por otro lado, en un encuentro sin precedentes por el lugar y alcance, el Papa Francisco y el Gran Imán de la Universidad de Al-Azhar, Ahmed al Tayyeb, principal líder religioso islámico, han firmado el pasado lunes 4 de febrero en Abu Dhabi el documento de Fraternidad Humana y han recibido el premio de ese mismo nombre, establecido por los Emiratos Árabes Unidos para promover la fraternidad entre religiones.


El documento, musulmán y cristianos a la vez, subraya «en el nombre de Dios» la obligación de velar por toda persona humana, dirigiendo un llamamiento especial a los líderes intelectuales y los medios de comunicación para que promuevan la paz en estos momentos de peligro debido al «extremismo religioso y nacional».
El texto conjunto reclama el derecho a la libertad y a la «protección de los lugares de culto, templos, iglesias y mezquitas», reafirmando el concepto de «ciudadanía» -en lugar de la religión- como base de los derechos, que deben extenderse plenamente a la mujer.
Según el portavoz del Papa, Alessandro Gisotti, el documento «representa un paso de gran importancia en el dialogo entre cristianos y musulmanes, y es un potente signo de paz y de esperanza para el futuro de la humanidad».

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