"A mis pacientes israelíes no les importa que yo sea palestino, lo que les importa es tener a alguien que les ayude con su problema médico. A los palestinos no les importa que yo trabaje en Israel , lo que les importa es tener seguridad en su vida y que sus niños reciban tratamiento medico cuando lo necesiten. Sin embargo sigo encontrándome gente que se sorprende de que un médico palestino trate a pacientes judios. Mucha gente da por sentado que nos odiamos, que cada lado quiere ver al otro desaparecer de la faz de la tierra. Estoy seguro que esos sentimientos existen entre determinada gente, pero la experiencia me dice que no en el número que dice la retórica."
Estas dos frases entresacadas del libro "No voy a Odiar" resumen el pensamiento de este hombre que es el de muchos palestinos, el Islam nos obliga a perdonar (Allah es el perdonador) a no juzgar (Allah es el que juzga) y a combatir la injusticia desde la razón y no desde la violencia.
Por otro lado demuestra que no es verdad que todos los palestinos e israelíes, judios y musulmanes se odien y no puedan convivir juntos (pese a las minorías radicales por ambos lados que predican el odio), son las malas políticas y los malos dirigentes los que dificultan el entendimiento. La gente corriente solo quiere vivir en paz.
El médico Abuelaish no era un desconocido en la sociedad israelí. Nacido y criado en Jabalia, un campo de refugiados de la franja de Gaza donde viven hacinadas miles de personas, logró forjarse un futuro a base de trabajo y fuerza de voluntad, pese a todo un rosario de humillaciones. Recibió una beca para estudiar Medicina en El Cairo y se diplomó en el Instituto de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Londres. Completó su residencia en el hospital Soroka de Israel. Antes de que sus tres hijas fueran asesinadas en un ataque sobre Gaza del ejercito israelí, el doctor Abuelaish trabajó como investigador en el Instituto Gerner en el hospital Sheba de Tel Aviv. Tenía muchos amigos médicos en Israel y conocía a varios periodistas.
La matanza en su casa no cambió su posición en contra de la violencia y en favor de una coexistencia pacífica entre palestinos e israelíes. Tampoco las versiones deshonestas del ataque, por muy doloroso que fuera escuchar «la verdad falsificada» sobre unas niñas que habían sido educadas en el diálogo y la no violencia. «Izzeldin Abelaish representaba una amenaza para el concepto de que todos los palestinos son terroristas», según la interpretación de un analista de Tel Aviv.
En efecto, la venganza estaba en los labios y en el pensamiento de la mayoría de la gente con la que Izzeldin hablaba aquellos días, y que él rechaza. «Juntos, mis hijos y yo luchamos para salir adelante. Intenté aplacar el coro de voces de gente que me llamaba pidiendo sangre israelí para compensar la vertida por mis hijas. Hubo alguien que me preguntó: ‘¿Es que no odias a los judíos?’ ¿A qué judíos se supone que debo odiar?, contesté yo. ‘¿A los médicos y a las enfermeras con las que trabajo? ¿A los que están tratando de salvar la vida a Ghaida y la vista a Shatha? ¿A los bebés que he ayudado a nacer? ¿A las familias como los Madmoony que me dieron trabajo y refugio cuando era un crío?’».
«El odio es una enfermedad que impide la cicatrización y la paz», repite Izzeldin, contrario a «los interminables ciclos de venganza y castigo». «Esta catástrofe de la muerte de mis hijas y mi sobrina ha hecho profundizar mi creencia de cómo tender puentes», asegura el doctor, que hoy vive en Canadá con sus hijos, lejos del infierno de Gaza.
Este médico además ha creado una fundación en memoria de sus hijas y para promover la educación y el progreso de las mujeres palestinas:
http://www.daughtersforlife.com/
Hola, me encontre este titulo en la biblioteca pública y me atrapó, voy en el tercer capitulo y estoy absolutamente enamorada de esta historia.
ResponderEliminarEste libro lo estoy leyendo de manera diferente, no la leo de corrido, tomo apuntes y ahora entiendo un poco mejor sus conflictos y con mapas me apoyo, para entender mejor el tema de los territorios judios y palestinos. Me gustaría tener frente a mi al Dr. Izzeldin Abuelaish, darle un fuerte abrazo y agradecerle por las lecciones de vida, que me esta dando.
Qué bonito Ambar! Me interesa este médico. Son el tipo de historias que de verdad interesan.
ResponderEliminarBueno, ya sabes que lo compro. Ahora... ya no sé si conseguiré una reseña como la tuya : D
Conocer el pensamiento de este Hombre, me convence que no todo esta perdido el en un reportaje de Tele sur Venezuela me hizo comprender mas que mil palabras la realidad Palestina.
ResponderEliminarLos asesinan, así es de simple y el mundo sigue andando, los poderosos miran para otro lado y el resto aplaude indiferente para no desentonar con sus mandantes. Felicitaciones Doctor Izzeldin, ud y su conferencia pueden mas que un millón de bombas de fósforo contra el valiente pueblo Palestino.
Lo que hace el doctor Abuelaish es realmente admirable. Este mundo caótico en el que vivimos, necesita muchas personas como él. Tendríamos que entender de una buena vez, que vinimos acá sólo por un tiempo y que depende de nosotros si esa estadía es un paraíso(construido con bondades actuales) o la seguimos convirtiendo en un infierno, alimentado por odios históricos.
ResponderEliminar